domingo, 31 de diciembre de 2017

¡Os deseo a tod@s lo mejor, para el 2018!

viernes, 15 de diciembre de 2017

Presentación "Candiles para Lucía". Abacus Terrassa.

Muchas gracias a todas/os los que me habéis acompañado, este 14 de diciembre de 2017, en la presentación de mi libro "Candiles para Lucía". Ed. Círculo Rojo, en ABACUS Cooperativa de Terrassa.
 

 Mención especial para los que han compartido mesa conmigo:
Presentador:
 *Raúl González Buisán. Periodista deportivo en Radio Barcelona (SER Catalunya). Estudiante de primera. Deportista con tobillos de cristal y fan de los de la ley del mínimo esfuerzo en la cancha.  Amante de la lectura, las series de Tv, los deportes, la buena comida, y, sobre todo, de los “aviones”.
Intervinientes:
 *Elena Zapata Márquez: Terrassense de nacimiento. Docente. Amiga, actriz y cantante "super" de la compañía teatral amateur “Sin Memoriam Theatre Band”. Amante del senderismo, del cine y la lectura. Y lectora "voluntaria" esta noche. hoy.
  *Tania Michel Maccalla: Panameña de nacimiento y egarense por cosas del amor. Madre a jornada completa. Ingeniera de Sistemas y Máster en Dirección de Proyectos. Amante del cine, la salsa, el pop, la música cristiana... y el despiste. De risa contagiosa e imposible sacarle los colores. Y lectora, también.
 *Antonio Gil Escámez.  Egarense de nacimiento (Sant Pere Nord). Docente. Apasionado de las nuevas tecnologías. Runner. Miembro del grupo senderista egarense GRManía. Fotógrafo genial con varias exposiciones en salas de: Barcelona, Terrassa, Creixell… Actor de Sin Memoriam Thetre Band. Viajero infatigable. Diseñador de la portada y amigo inseparable desde los años 80. a.
 *Manuel Ocaña Ortuño.  Carioca de nacimiento, Terrassense de adopción y exiliado en Montcada y Reixach.. Licenciado en humor. Docente casi retirado. Abuelo las 24 horas del día. Autor prolófico: “El Rafi” (novela autobiográfica de su infancia en Terrassa), y tres obras teatrales: Macuesto (astracanada), Donde esta Pepi (vodevil), y Vergüenza (refugiados). Director teatral de la Compañía amateur Sin Memoriam Theatre Band, de Terrassa. Autor del prólogo y amigo desde hace más de 40 años.
  *Moisés González Muñoz. Autor del libro.

Y mil gracias por su ayuda y colaboración a: 

 *Soledad Sánchez (encargada de librería de Abacus Cooperativa); por cederme sus instalaciones; por su colaboración, y por vender mi libro.
 *Isabel Buisán Rambla, David González Buisán, Lucía y Carla.
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14/12/2017

  Presentación del libro:

"Candiles para Lucía" 
(Editorial Círculo Rojo) 
Moisés González Muñoz

Dijous, 14 de desembre de 2017,
 a les 19:00 hores.

COOPERATIVA ABACUS.
Carrer de la Font Vella, 72
08001 - Terrassa


Intervendrán:
- *Raúl González Buisán (Periodista deportivo en SER Catalunya).
- *Manuel Ocaña Ortuño (Autor del prólogo, escritor y director teatral).
- *Antonio Gil Escámez (Fotógrafo y diseñador de la portada).
- *Elena Zapata Márquez (Docente, actriz y lectora de unos párrafos).
- *Moisés González Muñoz (Autor de la obra).

jueves, 7 de diciembre de 2017

GR3: Etapa 3ª (25-11-2017)

Ponts - Madrona.

-       ¡Un tiempo loco y un accidente imprevisto!
Finales de noviembre y el clima sigue coqueteando con el verano. Ni rastro de ansiado otoño. Los termómetros continúan por las nubes. Las lluvias siguen desaparecidas. Y el frío parece encontrarse de vacaciones. A este paso algún día celebraremos la Navidad en pantalón corto, aunque no bañándonos, pues apenas tendremos agua para beber.
Suerte que el arbolado caducifolio se mantiene fiel a las tradiciones y obliga a sus hojas a marchitarse, a cambiar de color y a emanciparse (sin rechistar), para que estas alfombren el suelo con la preciosidad del colorido otoñal. ¡Qué tiempos aquellos cuando, para la fiesta de todos los Santos, nuestras manos se enfundaban los guantes, las orejas padecían de los molestos sabañones y subíamos, ateridos pero ilusionados, a la Mola, a pisar la nieve!
Dado que la alocada climatología actual no ofrece inconvenientes, y que el autocar se presenta a la hora convenida, necesitamos de algún aliciente extra que venga a romper la monotonía de la jornada. Así, cuando procedemos al recuento del personal, Manuel nos informa de que Mercè se encuentra atrapada en medio de un inusual atasco mañanero, causado por un fatídico accidente automovilístico. El inesperado contratiempo no altera los planes de GRManía, pero sí impide a la caminante viajar con nosotros, en el autocar, y la obliga a desplazarse, en su propio vehículo, hasta el aparcamiento de un bar-restaurante ubicado a las afueras de Ponts, donde se integrará en el grupo de pateadores de caminos.
-       Un ABCDario de grupos.
Teniendo en cuenta el kilometraje en el cual se nos movemos de un tiempo a esta parte, la etapa de hoy es algo más larga de lo habitual. Por dicho motivo, la “banda” GRMana se divide en múltiples fracciones. Si hasta hace poco apenas necesitábamos 3 letras, para numerar los diferentes pelotones de tránsito, a medida que van cayendo las temporadas (¡alguno lo achaca a los años!) la problemática va degenerando sin control. Crece de tal forma el número de secciones, que pronto precisaremos del abecedario al completo para poder diferenciarnos los unos de los otros. Tal vez si asignáramos la letra A a los de la avanzadilla y siguiéramos, así, hasta asociar la letra Z a los de la retaguardia, podríamos acomodarnos según nuestras capacidades y transitar de acuerdo a nuestros intereses.
La desigual distancia a recorrer hace que algunos caminen poco y calienten las sillas de los bares mucho; que la gran mayoría se tome la etapa con calma; y que los velocistas se vean obligados a poner un ritmo alto para poder llegar a la meta a una hora prudente.
Descartado el grupo A, porque no me apetece ir con la cuerda al culo, y el C, porque ese pingüe kilometraje no compensa mi madrugón, hoy me acomodo en el grupo B. Resulta gratificante comprobar que estos semidesconocidos compañeros parecen gente de bien; que se reagrupan de tanto en tanto; que invitan al diálogo y saben mantener amenas conversaciones; que, también, comparten suplementos calóricos tras el desayuno, y que... ¡faltaría más! que se pierden, cada dos por tres, como buenos integrantes de GRManía.
La jornada ha amanecido clara y apenas se mueve el viento. La temperatura ambiental es muy agradable, para la época en la que nos encontramos, y una acogedora tranquilidad nos acompaña en nuestro avance por el camino real que, entre Solsona y Ponts, conecta la montaña con la plana de Lleida. Solo las voces, risas y pisadas alteran la quietud del lugar.
-       Entre ermitas y ladrones.
Desde Vilanova de l’Aguda hasta Madrona, la etapa discurre, casi en su totalidad, por sendas que diseccionan la zona boscosa ubicada entre las comarcas de la Noguera y el Solsonés. A pesar de que el calendario dice, que  nos hallamos en época de lluvias, los campos de cultivo, praderas, matorrales y el arbolado que nos rodea se encuentran deshidratados; el suelo de los caminos está resquebrajado y polvoriento, y las cuencas fluviales languidecen, sedientas, a causa sequía. 
Ascendemos, sin prisa pero sin pausa, por el Serrat de Sant Miquel, y en torno a las 10 de la mañana alcanzamos una altiplanicie abierta entre la maleza. A nuestra izquierda se divisan las ruinas de lo que un día debió ser una fortaleza amurallada y a nuestra derecha se alza la noble construcción de la ermita de Sant Miquel. El templo, cerrado, como de costumbre, y solitario, como corresponde a su alejada ubicación, nos recibe, en silencio, custodiado por las almas que descansan en el pequeño y bien conservado cementerio que se levanta junto a la pared oeste de la edificación religiosa.
En la explanada que se extiende frente al ala este del centro de culto, nos acomodamos en unos bancos de piedra, al rededor de una especie de era, y procedemos a dar buena cuenta de nuestro desayuno. De pronto se levanta al brisa, desciende la temperatura, y nos vemos obligados a enfundarnos nuestras chaquetas para combatir el frío reinante.
Para sorpresa de algunos, de la repleta mochila de Jaume Valls surge la bota de vino, y al instante, el odre del elixir morado, comienza correr de mano en mano. Unos justifican el trago con la excusa de aligerar de peso al noble porteador, los demás, menos solidarios, mojamos el gaznate para satisfacer nuestro síndrome etílico y apaciguar, así, la adicción de nuestras borrachas almas.
Con la barriga llena, nos ponemos en marcha para evitar que los velocistas del grupo A nos den alcance antes de tiempo. El opíparo desayuno (los de mente más retorcida lo achacan al vino) parece ser que ha embotado nuestro sentido de la orientación y en apenas 5 kilómetros nos desviamos tres veces de la senda correcta. Suerte que llevamos varios GPs, y algunos espabilados vigilantes, pues de no ser por estos últimos hubiéramos acabado, todos, surcando las aguas del pantano de Rialp. ¡Y yo sin mi vara!
Tras una de las acostumbradas pérdidas, nos damos de bruces con la alambrada que el dueño de la hacienda ha instalado para delimitar su feudo. Nos vemos, así, condenados a rodear la cerca y obligados a descender por un terraplén para recuperar la senda correcta.
Al poco de adentrarnos en el término municipal de Pinell de Solsonés, en un desvío del camino, y casi oculta entre la maleza, nos topamos con la “Creu dels Lladres”. Una cruz de piedra insertada en una base rectangular, en cuyas cuatro caras aparece una inscripción grabada, que va narrando el motivo de su construcción:  El día 30 junio de 1869: Felipe Domenech y 4 foragidos se batieron con el somaten de Madrona. Fue muerto Felipe y tres de los suyos. / Del somaten fueron heridos dos hombres y los demás, para no ser víctimas, tuvieron que matar a sus encarnizados enemigos. / Los bandidos acababan de saquear la casa curada de Madrona, y de poner sus manos viles y sacrilegios en el sacerdote indefenso. / Perseguidos a toque de somaten hasta este sitio, expiaron aquí sus crímenes. Roguemos a Dios por el eterno descanso de sus almas. El desubicado monumento, más que a la memoria de los muertos, pretendía ser una muestra ejemplarizante, y una seria advertencia, de cómo podían acabar los que incumplían la ley.
El perfil de la etapa de hoy es un repetido sube y baja, pero las exigencias del recorrido son más bien escasas, pues escasean los desniveles pronunciados, y la cota máxima, ubicada en el mirador de Santes Creus de Bordell, apenas supera los 870 metros.
A la hora del ángelus (12 en punto), alcanzamos la cima de la jornada, el mirador de Santes Creus de Bordell. El conjunto está formado por una planicie que se extiende de este a oeste en el altiplano y desde la que se divisan unas preciosas vistas del valle de la Aguda, en dirección sur; la ermita románica que da nombre al lugar, en la vertiente norte y un pequeño cementerio cobijado a la sombra de la pared noroeste del austero y bien conservado templo.
Como el ritmo de la etapa es llevadero, y hay muchas ganas de comentar los hallazgos, nos detenemos unos instantes en la llanura que se extiende frente a la ermita para disfrutar de las vistas del momento. Sin embargo, debemos contentarnos con charlar e imaginarnos el interior, pues el lugar de culto, para no romper la tradición, está cerrado. ¡Qué raro!
Agotadas las posibilidades turísticas, continuamos la marcha por una estrecha vereda que zigzaguea entre maleza y arbustos. Justo antes de desembocar en el camino principal, en un recodo de la senda, nos topamos con otro monumento de granito, al cual le falta la cruz. Al adentrarnos en el vía principal, nuestro batallón se estira y se forman diferentes cuadrillas. En una de estas transitamos los más rezagados: Fátima, Antonia, Fina Castillo, Rosario y un servidor. Y vamos dialogando sobre un tema tan escatológico, que mejor no hacerlo público para salvar el honor. Por una vez... ¡se dice el pecador, pero no el pecado!
Según avanzamos hacia la meta volvemos a sufrir un par de pérdidas más. La primera porque el camino desparece, de repente, y queda sepultado bajo la tierra removida por el arado de un tractor. Y la segunda, porque la trocha se oculta entre la maleza y nos vemos obligados a atravesar un campo sembrado de cereal para retomar el rumbo correcto.
En torno a las 13:00 horas, en pleno bosque, descubrimos un edifico de dimensiones considerables que se halla en reconstrucción. Corroídos por la curiosidad, nos adentramos en su interior y descubrimos varias estancias que nos llevan a divagar sobre la utilidad que la construcción desempeñó en su época gloriosa. En su regia estructura se distinguen dos habitáculos perfectamente diferenciados. En el primero, encontramos una espaciosa sala, austera, aireada, muy bien iluminada y provista de unas rústicas letrinas; y en el segundo, distinguimos los restos de lo que antaño debió ser una moderna vivienda, (habitaciones, cocina, despensa y otra letrina individual). De inmediato, todos exteriorizamos nuestras elucubraciones y al final convenimos que entre aquellas paredes, hoy en desuso, en sus días de gloria, se hallaron la escuela de Santes Creus y la vivienda del maestro del lugar.
 Nada más dejar atrás la edificación, donde hace tiempo se instruyeran los antepasados del lugar, desembocamos en un camino forestal que, al poco, nos conduce a una estrecha carretera local. Hacia las catorce horas, y tras caminar un buen rato por la solitaria vía automovilística, alcanzamos Matrona. ¡Punto y final a nuestra particular la jornada!
En los aledaños de la ermita de Santa Matrona y junto a la casa rural de San Petrus, también de Matrona, localizamos a nuestros pacientes compañeros del grupo C, que hace horas concluyeron su periplo. A nuestra llegada, nos agrupamos todos en espera de la aparición de los integrantes del grupo A. Por fin, hacia las 14.30 horas, los curtidos caminantes alcanzan la meta y, tras un cálido recibimiento, damos por concluida la etapa.

Poco después, nos acomodamos todos en nuestro viejo el autocar y nos dirigimos hacia las afueras de la localidad de Ponts, a fin de degustar nuestra comida, en el un bar ubicado junto a la carretera de la Seu de Urgell, y para que la Mercè pueda recuperar su vehículo.
Como somos un grupo bien organizado, nos vemos obligados a atiborrarnos de pastas, pasteles, bombones, chocolate, vino dulce y otras minduncias. Fruto de nuestra indiscutible coordinación, Maribel y yo hemos venido cargados de azúcares y alcohol para celebrar nuestro reciente aniversario. Mientras que Inés, se ha presentado con dos de sus deliciosos pasteles caseros, con los cuales poder rematar la jornada sabatina. ¡Viva la comunicación!
A a finalización, como suele ser habitual por estas fechas, y tras los postres y cafés de turno, se monta un mercadillo de recaudadores de impuestos. Juan Luis nos persigue a los esquivos para recolectar los fondos con los cuales sufragar los gastos de la etapa. Paco Ortega engatusa a todo el personal vendiendo participaciones de lotería para el Gordo de Navidad. El escribano ordeña el bolsillo de los GRManos obligándoles a invertir sus ahorros en la compra de boletos para la sabrosa panera de Navidad. Mientras, otros vendedores se suman a la fiesta ofreciendo papeletas de toda índole y condición. ¡ALEA JACTA EST!
Pedra Negra Hotel (Cafetería-Restaurante)
Carretera de La Seu d'Urgell, 108,
25740 Ponts, Lleida
Teléfono: 973460019

Blog de GRManía:

Ponts- Lleida
Sábado, 25 de noviembre 2017.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Editar un libro: La muralla de los autores. Tribuna de Ávila.

Editar un libro: La muralla de los autores. Tribuna de Ávila, 20/11/2017 
https://www.tribunaavila.com/blogs/la-sombra-del-cipres/posts/editar-un-libro-la-muralla-de-los-autores

  

Editar un libro: La muralla de los autores.

 Resulta paradójico que en un país como el nuestro, en el que la lectura es privilegio de unos pocos, la escritura se haya convertido en patrimonio de tantos. Loable es que exista gente dispuesta a contar historias, unas sublimes y otras infumables, pero, ¿de qué sirve recordar,  retratar, imaginar o fabular sueños imposibles si nadie lo lee?

Escribir está al alcance de muchos, calidad literaria al margen, pero publicar ya es harina de otro costal. Llegados a este punto, surgen una serie de preguntas de difícil respuesta: ¿Y ahora qué? ¿Cómo editar un libro? ¿Qué hacer para que las obras vean la luz? ¿Dónde y cómo encontrar la llave que proyecte un libro al mercado con posibilidades reales?

Existen diversas posibilidades para que los principiantes pongan sus obras al alcance de los lectores. Unas asequibles, otras, por desgracia, simples quimeras. Veamos algunas. 

- Las grandes editoriales convencionales:

Esta opción queda casi descartada. Contadas son las empresas que arriesgan su dinero por autores desconocidos, a no ser que la categoría de la obra sea incuestionable, o que en ella atisben ciertas posibilidades comerciales (a veces reñidas con la mínima decencia literaria). 

- Pequeñas editoriales:

De un tiempo a esta parte han surgido un gran número de pequeñas editoriales dispuestas a trabajar con escritores noveles, pero la gran mayoría de ellas solo patrocinan a autores de su entorno y suelen rechazar las obras desconocidas. En definitiva, sino conoces a alguien relacionado con la empresa, no se dignarán ni a leer tu obra. 

- Auto-publicación en imprentas convencionales.

Una de las primeras opciones de los principiantes suele ser la de hacer una edición limitada en una imprenta conocida. Con ella se consigue satisfacer el ego propio y, dependiendo del círculo de personas que rodeen a cada individuo, distribuir los ejemplares entre familiares, amigos y conocidos. Internet ofrece la posibilidad de comparar entre un amplio abanico de imprentas dedicadas a la edición. Los precios son bastante asequibles y la única condición requerida es que la obra en cuestión esté maquetada y la portada diseñada. 

La disponibilidad económica de cada individuo determinará las características de la tirada. Lo ideal sería combinar cantidad, calidad y precio con las perspectivas reales de venta (si la tirada es limitada encarece mucho el producto y para abaratar el coste de cada ejemplar es necesario ampliarla, lo que conlleva un aumento considerable del desembolso monetario). 

- Concursos y premios literarios.

Otra opción que está al alcance de cualquier autor es la participación en concursos y premios literarios. Ya sea mediante convocatorias convencionales, o a través de internet, existen múltiples canales para concurrir a estos eventos. Algunos de ellos, en sus bases, especifican la posibilidad de edición para aquellas obras, no premiadas, que a criterio de los miembros del jurado, presenten una calidad literaria y ofrezcan posibilidades comerciales.

Para participar en estos concursos, por norma general, se requiere el envío de varias copias impresas en papel, y encuadernadas, del ejemplar en cuestión, y una plica con los datos personales del autor o, en su caso, el seudónimo. En otras ocasiones, las menos, existe la posibilidad de enviar toda la documentación (obra literaria y datos del autor) en formato digital, lo que facilita de manera especial el poder concursar en el evento.

Los pros y contras de esta opción son diversos. Por un lado suelen ser convocatorias a las que concurren una gran cantidad de participantes. Un porcentaje elevado de los inscritos suelen ser escritores contrastados que se presentan bajo seudónimo. El nivel de las obras acostumbra a ser bastante elevado, y en la mayoría de estos eventos exigen que la obra sea inédita. Las citas están acotadas a un determinado género literario y se ciñen a una temática concreta. Además, se requiere un determinado número de páginas y es obligatorio presentar los originales con un formato y unos parámetros de edición específicos.

Dadas las características de estos certámenes, el coste para el autor es mínimo. Sin embargo, las posibilidades reales de estar entre los elegidos son bastante escasas, aunque en la Asociación Cultural de Novelistas “La Sombra del Ciprés” tenemos algunos compañeros/as que con su buen hacer han derribado los muros y han salido victoriosos.

- Edición por parte de Organismos públicos, entidades, asociaciones, empresas...

Dependiendo de la temática de la obra y de las relaciones de cada uno, se puede contactar con organismos públicos (bibliotecas, diputaciones, ayuntamientos…), entidades culturales, asociaciones y empresas privadas, que ofrecen soporte económico, o corren con todos los gastos de edición de la obra. Por desgracia, las subvenciones de las administraciones, el patrocinio o mecenazgo de entidades y particulares, y la inversión de las empresas privadas, van decreciendo de manera drástica y a pasos agigantados.

- Editoriales de Auto-edición.

Un escenario que se ha abierto paso en los últimos años de manera imparable y con un importante negocio a sus espaldas es el campo de la autoedición. Proliferan las empresas de este tipo que ofrecen a los autores noveles la posibilidad de editar sus obras.

Para poder editar a través de alguna de estas empresas es obligatorio firmar un contrato de exclusividad y aceptar una serie de cláusulas que obligan muy poco a la empresa y bastante al creador. Dicho contrato de edición suele cubrir solo los aspectos fundamentales, y lo demás se consideran clausulas adicionales y se facturan al margen.

La editorial actúa como una simple empresa de servicios y pone su organización al servicio del autor, pero no invierte ni un solo euro en el libro. El escritor, por contra, debe correr con los gastos de maquetación, diseño, impresión, promoción, distribución y venta. Una vez más, las perspectivas reales de venta determinarán la cantidad, calidad y el precio final.

Algunas editoriales, si la tirada es extensa, regalana sus clientes una serie de extras, estos más golosos que efectivos. El más interesante sería el de la distribución del libro en papel (Paypal, pedido directo a la web o distribuidora de alcance nacional). Los demás, de disponibilidad (venta de ejemplares bajo demanda, a través de catálogos, o formato Ebook) son cortinas de humo para engatusar al cliente pero de nula relevancia. Como irrelevantes son también las reseñas de las editoriales en las Redes Sociales, pues la mayoría de sus seguidores son autores, no compradores. De poco sirve tener una obra literaria introducida en cientos de catálogos (disposición), si apenas nadie sabe de su existencia (distribución). Es preferible tener un ejemplar en el escaparate de una librería que cientos registrados en los catálogos. 

- Venta directa en Internet.

Aquellos que no pueden o no están dispuestos a invertir en la edición de su obra, tienen la opción de ponerla a la venta (disposición) en Internet, a través de diversas plataformas. Entre la multitud de ellas, las más destacadas que podemos encontrar son:




·  Casa del Libro  
https://www.casadellibro.com/autopublicacion/landingAutopub 

Si al final conseguimos editar nuestra obra, conviene tener en cuenta una serie de aspectos:
1.- Vender un libro es difícil. Huye de aquellos que quieran convencerte de lo contrario. 
2.- Tu libro tiene que tener el mejor acabado posible. Rodéate de verdaderos profesionales.
3.- Todos los derechos de tu libro son tuyos. Si autoeditas no tienes por qué compartirlos. 
4.- Escribe más. Empezarás a ver resultados cuando hayas publicado varios libros. 
5.- Escribe mejor. Un buen libro es el punto de partida imprescindible para conseguir algo. 
6.- Presenta tu libro donde tengas algo que decir y distribuye donde estés promocionando.  No tiene sentido vender allá donde no hagas promoción y viceversa. 
7.- Las editoriales de autoedición pueden ser buenas si te las tomas como un proveedor de servicios, pero vigila los extras y los contratos. Si una editorial de autoedición te dice que es capaz de promocionar y distribuir con garantías tu libro, dúdalo. Si fuera así no sería una editorial de autoedición, sería una editorial convencional. 
8.- Colabora con otros autores. Promociones compartidas, consejos… 
9.- Si, a pesar de todo, el libro consigue ver la luz, procura presentarlo, promocionarlo, darle publicidad, distribuirlo físicamente en las librerías y bibliotecas, participar en ferias del libro, fiestas o eventos literarios, hacer giras, practicar la venta directa... 
10.- Como colofón a todo el trabajo, una buena opción es la de contactar con varios libreros donde consideres que tu libro pueda tener salida. Deja algunos ejemplares en depósito para que los muestren en sus expositores y los pongan a la venta. Si un libro comparte espacio con otros libros tiene opciones de ser vendido, si está oculto morirá en soledad.

viernes, 13 de octubre de 2017

GR3: Etapa 1ª (23-09-2017)

Vallbona de les Monges - Tárrega.

-       El reencuentro.
Olvidada ya la época ociosa, estrenamos otoño, y temporada, con el GR3 que nos conducirá desde el sur de la comarca del Urgell (Vallbona de les Monges) hasta las entrañas del Bages (Navarcles).
Sea para desentumecer el organismo adormecido por las siestas veraniegas; para desengrasar los músculos tras la calma estival; para combatir los excesos de las vacaciones; o con la excusa de reencontrarnos con los “viejos” compañeros/as, el caso es que la asistencia, a la jornada inaugural, es mucho más concurrida de lo que era habitual hace unos meses. Confiemos en que la dinámica se mantenga.
Para mantener la fidelidad a nuestras viejas costumbres, y pese a la protesta de algunas de las cabezas pensantes, antes de abandonar el autocar, procedemos a modificar todos los planes programados: adiós al horario de salida, ningún respeto a los grupos previstos y cambios en el kilometraje acordado. ¡Viva el libertinaje!
-       El tiempo loco y los pueblos vacíos.
Continuando con la alterada climatológica (si por alterada se entiende la pertinaz sequía que nos acompaña de un tiempo a esta parte), y a pesar de que la noche anterior aquí ha caído un buen aguacero, los primeros kilómetros de la jornada discurren por un amplio y reseco camino. La quietud de la campiña, inundada de viñas, se ve alterada por los esporádicos trinos de las pequeñas aves silvestres, el runruneo de algún tractor y las conversaciones de los preocupados caminantes.
Dado lo avanzado del mes de septiembre, la vendimia ya ha sido completada en su totalidad y, para desgracia nuestra, solo algún que otro mísero racimo, verde y no demasiado dulzón, cuelga de los esquilmados sarmientos. ¡Nada que ver con aquellos "septiembres", donde las mandarinas, manzanas y uvas invitaban al hurto!
Después de 5 kilómetros de moderado descenso, nos adentramos en el desértico poblado de Rocafort de Vallbona. En una de sus adormecidas calles, junto a la tapia de la iglesia parroquial de San Salvador, los que van en cabeza detienen sus pasos, se acomodan y desempaquetan sus bocadillos, mientras aguardan la llegada del resto de desperdigados caminantes. Estos, a medida que alcanzan el punto de reunión, van imitando a sus predecesores y van dando cuenta, también, de sus generosos emparedados y del vino de la bota. Tras el postre de cada cual, corren, como es habitual, pastas, chocolate, té, café y embriagadores licores. Así mismo, algunos cuatreros, degustan, y comparten, racimos de uva adquiridos de manera gratuita en la parra que crece junto a la pared de la plaza de la iglesia.

Una vez repuestas las fuerzas y saciados sed y apetito, nos ponemos en marcha, ahora ya sí, en desbandada, cada grupo a su ritmo y con destinos diferentes.

Desde Rocafort hasta Guimerà avanzamos por el valle del sediento río Corb. Poco a poco, vamos remontando el estéril y mudo cauce del riachuelo por un amplio camino, hoy embarrado a causa de la bendita lluvia de la noche anterior. La pegajosa senda discurre por entre múltiples viñedos salteados campos de almendros y olivos, aún por recolectar; resecos labrantíos de cereal hace tiempo cosechados; alguna esporádica pradera cubierta de reseco pasto; contadas zonas de arbolado silvestre; y, en los márgenes, matorral y zarzales cargados de moras.

-       El hombre de barro, las pérdidas y el cuatrero.

Los de la avanzadilla caminamos dispersos y vamos salvando los barrizales como buenamente podemos. En uno de los fangales se empantana, por descuido y de manera involuntaria, Paco Ortega. Tras un extravagante bailoteo, causado por un cómico resbalón en el cenagal, el equilibrista recupera la vertical y vuelve al redil. De pronto, al observar al embarrado, se desata la risa entre sus acompañantes, pues el vinatero aparece ante nuestros ojos subido a unos grotescos borceguíes cuyas suelas se alzan sobre unas generosas plataformas repletas de barro. Tal contratiempo obliga titiritero personaje a descolgarse del grupo para así proceder a limpiar sus enlodadas y pesadas botas. Fruto de nuestra singular camaradería, ninguno de nosotros detiene sus pasos para aguardar al embarrado colega.

En nuestro discurrir por el valle dejamos atrás las pequeñas poblaciones de Nalec y Ciutadilla, curiosamente también desérticas, y nos olvidamos por completo de nuestro rezagado compañero. ¡Que se las apañe, él solo, como pueda!

Hacia las doce del mediodía, los de la avanzadilla alcanzan Guimerà y detienen sus pasos para proceder a la reunificación. A cuentagotas vamos alcanzando el punto de encuentro, los demás. Cuando creemos estar todos, debatimos sobre lo tardío de la hora y la conveniencia de aligerar la marcha para aquellos que quieran alcanzar Tárrega. Una vez decidido en qué grupo transitará cada cual, alguien cae en la cuenta de que falta el embarrado. Como movidos por un resorte, todos giramos la vista en pos del camino que nos ha conducido hasta aquí, con la esperanza de que aparezca de inmediato el descarriado. Sin embargo, ¡ni rastro!

De repente, el airado personaje emerge tras la curva del camino en el cual están clavados nuestros ojos, y sin tiempo para la duda, desde lejos, nos increpa a grito pelado, mientras nos regala una sarta de improperios entono amenazante.

-       ¡C...BR...N...S! ¡C...BR...N...S!.. y ¡C...BR...N...S! ¡Anda que me habéis esperado! ¡Me habéis abandonado a mi suerte y la señalización es pésima!

En un intento por argumentar nuestro involuntario olvido, algunos abrimos la boca para razonar nuestro comportamiento, pero el desahuciado no admite excusas y en tono furibundo se despacha a gusto contra todos nosotros. Con voz diáfana y cargada de abrupta belicosidad nos espeta:

-       ¡IROS TODOS A TOMAR POR ...!   ¡C...- BR...- N...S!

Aplacada la ira del llanero solitario, las aguas vuelven a su cauce y ¡pelillos a la mar! Acto seguido nos dividimos en dos grupos y partimos en pos del destino. Unos, raudos y veloces, rumbo a la meta inicialmente prevista: Tárrega; y el resto, alegres, calmosos y en armonía, en dirección a la cercana población de Verdú.

Recién iniciada la marcha, Paco Troya nos comenta que él pretende hacer una ruta turística por Guimerà y nos anima a que le acompañemos en su recorrido por el monumental lugar. Sin embargo, hoy la cultura tampoco tiene cabina, y el resto del grupo descartamos el turismo y enfilamos los pies hacia el final de la etapa.

Tras separarnos, tomamos caminos divergentes, a fin de cumplir, cada cual, con sus antagónicos objetivos. Al cabo de un rato de vagabundear por Guimerà, nos percatamos de que nuestros pasos vagan erráticos y debemos retroceder sobre sobre los mismos para recuperar el rumbo perdido. Entonces, ¡oh, milagro! nos topamos con Paco Troya, que no solo ha hecho la ruta prevista, sino que avanza por la vía adecuada. ¡Qué espabilados! ¡Ni senda correcta, ni visita monumental!

A las afueras de Guimerà, acometemos una empinada cuesta asfaltada que nos aleja de la monumental población y nos adentra en territorio de cultivos. De nuevo grandes extensiones de viñedos se alternan con campos de almendros y olivares.

Mientras avanzamos por la amplia pista que ramifica la solitaria campiña, algunos recolectamos frutos de los almendros que crecen a la vera del camino.

De improviso, al pasar junto a un viñedo ya vendimiado, descubro un generoso racimo de uvas, olvidado por los vendimiadores, que invita a ser recolectado. Con disimulo, me descuelgo de Paco Ortega, mi compañero de ruta y charla en esos momentos, y me detengo frente al cuerpo del delito. Oteo con ojos aguileños el horizonte, para descartar ser pillado con las manos en la masa, y cuando estoy a punto de invadir la propiedad privada y apoderarme del suculento tesoro, mis ojos descubren, a lo lejos, y semi-oculto entre las viñas, al supuesto dueño del cultivo. ¡Vade retro Satanás! El sentido común (¡si es que lo tengo!) me invita a desistir de apoderarme de lo ajeno, seguir mis pasos y dar alcance a mi querido compadre.

Al llegar a la altura de mi camarada, le explico el suceso y este me comenta que de haber dialogado con el propietario, con total seguridad me habría permitido desgajar el racimo. Pero como ya hemos dejado atrás el lugar del crimen, y el reloj avanza sin prisa pero sin pausa, desisto de mi empeño y olvido las uvas.

Pasada la una del mediodía alcanzamos Verdú. Nada más adentrarnos en el poblado damos con nuestros compañeros del grupo C, los cuales se encuentran descansando en las sillas de la terraza de un bar ubicado en la plaza del pueblo.
Fieles a su habitual maestría en el arte del buen vivir, los acomodados en las sillas departen amistosamente entre ellos dialogando sobre temas de actualidad. Acompañan sus pausadas pláticas con la noble ingesta de frutos secos, galletas, patatas fritas y otros aditivos culinarios, a la vez que riegan los citados sustentos alimenticios con espumosas jarras de cerveza y todo tipo de refrescos. ¡Como se lo montan los amigos! ¡Habrá que plantearse con seriedad el cambio de grupo!

Mientras permanecemos sentados, en espera de que nos alcancen los que vienen por detrás de nosotros, alguien pregona al viento que serían bienvenidas algunas raciones de gambas para amenizar la espera. Todos asentimos con algarabía y celebramos la sugerencia con vítores y loas al ocurrente, pero como nadie parece dispuesto a rascarse el bolsillo, la sugerencia cae en saco roto. ¡Qué agarrados!
Poco antes de las dos de la tarde, los galgos de GRManía alcanzan Tárrega y nos comunican por teléfono que nos esperan en un bar de la localidad para comer. Instantes después, por la calle principal de Verdú, aparecen las siluetas de los que cierran el pelotón y se dirigen hacia la plaza donde descansamos los demás.

Finalizada la etapa sin sobresaltos que lamentar (¡lo de Paco Ortega no cuenta!) nos dirigimos en autocar a Tárrega donde nos esperan los queridos compañeros.

-       El triple convite (¡Días de mucho, vísperas de nada!)

Gracias a las hábiles gestiones de la avanzadilla, tenemos reservada mesa en la Heladería la Jijonenca. A medida que vamos llegando nos vamos acomodando en las diferentes sillas del local hasta abarrotar por completo el establecimiento.

Antes de pedir la habitual bebida, José Antonio anuncia a los cuatro vientos que la consumición de hoy correrá de su cuenta. Tal es la alegría del GRMano (porque uno de sus vástagos abandona el nido), que no repara en gastos y tira la casa por la ventana. ¿Bajo qué rufianas concesiones, o ante qué villanas amenazas, habrá cimentado el venturoso acuerdo? ¡Ya nos lo explicarás, envidado amigo, si es que existe explicación alguna a tamaña heroicidad!… ¿Cómo lo has conseguido? Sea como fuere el fondo del loado acuerdo, las cervezas y los cafés, de gorra, saben a gloria y las paupérrimas arcas de GRManía lo agradecen. ¡Muchas gracias por el convite! ¡Que pronto te hagan abuelo para que nos vuelvas a invitar otra vez!

Para continuar con la fiesta, hoy también celebramos el cumpleaños de Joan Lluis (60) y Josep Ferrer (65). Ya se sabe que en este singular país pasamos del todo a la nada, o a la inversa, en un santiamén. Y de la misma forma que un día nos damos el gran atracón, al siguiente nos decantamos por un estricto régimen. En definitiva, que nos vemos obligados a degustar unas deliciosas galletas y a brindar con una copita de cava en memoria de los dos sesentones. En pleno jolgorio, y para que los nuevos “retirados” no olviden que ya han traspasado la mítica barrera de los sesenta, María, fiel a la tradición, les hace entrega del carnet del Club 60 a Joan Lluis y algunos que lo tenían pendiente, a fin de que lo puedan utilizar en los eventos de relevancia que ellos consideren oportunos. ¡Felicidades a ambos y que nos volváis a invitar con motivo de los setenta!

Heladería la Jijonenca
Plaça del Carme, 10. Local
25300 Tàrrega - Lleida
Tel:   973310055

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Sábado, 23 de septiembre 2017.